El surrealismo y el derecho a la imaginación

Publicado: julio 14, 2014 en Ensayos
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andre breton

“La poesía debe ser hecha por todos”
Lautréamont

Por Daniel Mecca (@dmecca1)

Para abordar el “Manifiesto por un arte revolucionario independiente”, publicado en julio de 1938 (Ver “Toda libertad en el arte”), se hace necesario dar un repaso por la génesis del movimiento surrealista encabezado por su principal inspirador, el poeta francés André Breton, quien escribió dicho manifiesto en México junto con Trotski.

Las manifestaciones artísticas de la primera guerra y la pos guerra reflejaron un rechazo contundente contra el establishment cultural de la burguesía. El Dadá, precursor del surrealismo, nació entre artistas de Europa del este  (como el rumano Tristán Tzara), en 1916, y duró solo seis años. Desde su epicentro en París, fue, en sí mismo, un manifiesto de agitación y rechazo al poder cultural, una expresión de la crisis espiritual que produjo la guerra, un movimiento antiartístico. Desde sus principios negadores, el dadaísmo constituyó su principio creador.

El surrealismo comenzó a nacer hacia 1922 de las cenizas de la primera guerra y se formalizará dos años después con el Manifiesto del Surrealismo, redactado por Breton en 1924. El movimiento se consolidó en esta primera etapa —que irá hasta 1938— con la revista La Revolución Surrealista; el surrealismo terminará hacia 1969, más de cuarenta años después. Incluso, varios surrealistas participarían del mayo francés.

Breton decía que «la palabra libertad” era todo lo que todavía lo exaltaba: “Ella responde sin duda a mi única aspiración legítima. Entre tantas desgracias que heredamos, es bastante necesario reconocer que la mayor libertad de espíritu nos fue dejada”. Su par Louis Aragon —quien luego terminaría en el estalinismo— completaba: “Se trata de llegar a una nueva declaración de los derechos del hombre”.

El surrealismo planteó en su manifiesto una crítica profunda al estado en que vive el hombre, a quien llama el “soñador definitivo”, y hace un elogio de la imaginación, del amor, el deseo, la libertad —conceptos entrelazándose sistemáticamente— como un destino de luz. Influenciados por las teorías de Freud sobre el inconsciente, escribían: “La imaginación está, tal vez, a punto de retomar sus derechos».

El acercamiento de Breton a Trotski se da a partir de la lectura de su libro “Lenin”. La reseña de esta edición es publicada en el último número de 1925 de La Revolución Surrealista. El propio Breton caracterizó al surrealismo anterior a la II Guerra como «la época de  Lautréamont, Freud y Trotsky» (En defensa del marxismo 15, diciembre 96). En el número siguiente de aquella revista, el grupo surrealista se definía: «No somos utopistas: nosotros concebimos esta revolución solamente en su forma social».

En enero de 1927, los surrealistas ingresaron al Partido Comunista Francés. Pronto comenzaron las crisis entre el surrealismo y el stalinismo, cuya ruptura definitiva se daría en 1935. En ese periodo —de fuertes crisis internas en el propio movimiento— Breton publicó el Segundo Manifiesto del Surrealismo, donde evolucionan sus posiciones políticas en dirección al marxismo y a la crítica del stalinismo (Ídem anterior). En esos años, la revista la Revolución Surrealista es sustituida por El Surrealismo al Servicio de la Revolución.

En 1938, Breton viajó a México, donde estaba exiliado el líder revolucionario y donde nacería el manifiesto. No solo el poeta estuvo ligado al trotskismo: otros miembros del grupo, como Benjamín Peret, se convirtieron en militantes y dirigentes. Los surrealistas suscribieron en esta etapa al principio de la revolución proletaria, con la consigna de la libertad total en el arte  (Surrealismo, eros y política, Alianza Editorial).

El surrealismo fue un medio de liberación total del hombre, un fervor revolucionario, que proclamó la necesidad de cambiar la vida, trascendiendo el arte. Fue, en palabras del poeta argentino Aldo Pellegrini, una mística de la revuelta, una ardiente protesta contra el mundo. El amor fue su lenguaje hacia la libertad, hacia ese sueño definitivo.

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